La pareja perfecta: hamburguesa con papas a la francesa

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La hamburguesa es uno de los alimentos más deseados y difundidos en el mundo, de hecho, se puede conseguir en casi todos los países y territorios del mundo. Pero este alimento suele ser acompañado con carbohidratos y bebidas.

Desde su creación las hamburguesas evolucionaron para apoderarse del mundo, y por eso son un alimento global y un ícono pop, por más que se les considere comida rápida.

Actualmente, incluso forman parte de una dieta saludable siempre y cuando se elijan bien los ingredientes y se elaboren con productos de calidad. Existen incluso versiones vegetarianas o de pescado.

 

Una buena compañía

Una buena hamburguesa casi nunca se come sola, suele ser acompañada por carbohidratos y bebidas gaseosas.

Es una verdad de Perogrullo que las papas a la francesa son la combinación ideal y clásica, hasta el punto que en cualquier hamburguesería, incluida Garfierld´s, una porción de estas sean la opción natural al pedir una deliciosa hamburguesa.

En Garfierld´s la mayoría de nuestras hamburguesas viene acompañada de papas a la francesa, lo que le aporta una mayor experiencia de sabor a nuestros visitantes.

Hay lugares donde las papas no son fritas sino asadas, para variar la forma de preparación y ofrecer opciones más saludables. De esta manera se evitan las frituras y se reduce el índice glucémico, lo que favorece el almidón resistente.

 

El origen de las papas a la francesa

¿Sabías que hay dos países de Europa que se disputan la creación de las papas fritas? Pues sí, tanto Francia como Bélgica tienen rivalidades al respecto.

El chef Albert Verdeyen, coautor del libro “Carrément Frites”, que traza la historia de esta preparación, señala que aunque las llamamos papas a la francesa (French fries), en realidad son » francófonas».

En Bélgica la tradición popular indica las papas nacieron en Namur, donde los habitantes eran aficionados al pescado frito. Cuando el río Mosa se congeló durante un invierno frío en 1680, la gente frió papas en lugar de los peces pequeños a los que estaban acostumbrados, y así nacieron las papas fritas.

El historiador culinario Pierre Leclercq, profesor de la Universidad de Lieja, aseveró en un artículo que la historia sobre las papas fritas «no es plausible», porque aunque fuera cierta esta preparación no se introdujo en la región hasta 1735.

Mientras tanto, los franceses toman el nombre del plato de una manera un poco más literal. Aseveran que la primera forma de esta preparación fue el Pont-Neuf, una patata frita vendida en carritos en el puente más antiguo de París, el Pont Neuf, a finales del siglo XVIII.

No está claro que si las referencias escritas a las papas fritas se refieren a trozos fritos de papa, o más bien a rodajas salteadas en una sartén con mantequilla.

La preparación actual apareció a principios del siglo XX en una guía belga llamada “Tratado de Economía e Higiene Doméstica”, pero para Leclercq esto no es suficiente para demostrar de manera categórica el carácter belga de las papas fritas.

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